Escuchar
tiene un gran peso en la comunicación. A veces creemos que lo estamos haciendo.
Pero esto tiene varias explicaciones, de las que voy a tratar algunas en esta
oportunidad.
Quiero
que revisemos primero las diferencias entre dos procesos que tienden a
confundirse: OÍR y ESCUCHAR.
Oír
se considera un proceso fisiológico pasivo, mientras que ESCUCHAR es un proceso
activo mucho más complejo, en el cual está incluida la capacidad de prestar
atención y además, interesarse por la persona que habla y su mensaje.
¿Te
has dado cuenta que muchas personas buscan prepararse más para hablar que para
escuchar?
Esto
sucede con tanta fuerza que en muchas ocasiones, mientras la otra persona
habla, se piensa en lo que se quiere
decir, restando importancia a la escucha.
¿Te ha sucedido?
¿Te
ha pasado cuando eres quien da el mensaje?
A
lo largo del tiempo hemos visto en el mercado la oferta o promoción de muchos
cursos dedicados al hablar; sabemos que es muy importante comunicarnos
efectivamente en forma oral, pero este proceso se ve afectado negativamente si
no sabemos escuchar.
La
estupenda noticia es que escuchar es una habilidad, por lo que podemos
mejorarla o desarrollarla.
Es
momento de otorgarle a esta habilidad el lugar que le corresponde. Muchas
relaciones, tanto personales como laborales, están siendo seriamente afectadas.
Incluso están dándose conflictos muy delicados en el medio político
internacional.
El
objetivo principal de este artículo es conducirnos al punto de darnos cuenta a
través de la reflexión, acerca de lo que está ocurriendo con la habilidad de
escuchar. En este sentido voy a mencionar algunas causas de la falta de
atención para escuchar; que podríamos señalar como errores en la escucha:
·
No
concentrarnos en el punto de vista de los demás, causando una falta de
entendimiento. Por lo general, estamos atentos a nuestras ideas y puntos de
vista, por lo que nos perdemos la esencia del mensaje que nos están dando.
·
La distracción
o dispersión interna y/o externa. En algunos casos los pensamientos pueden
sacar a una persona de la conversación, causando que se debilite la habilidad
de escuchar. En otros casos, la dispersión se produce con elementos externos,
como son: otras personas, objetos, sonidos, etc. En gran medida esta causa
requiere de tratamiento específico para aumentar la atención y concentración.
·
Otra causa
está relacionada con el hábito inadecuado que se desarrolla la conducta de
interrumpir para sacar conclusiones muy apresuradas, eso en gran medida se
produce porque el interés está centrado en lo que se va a decir y no en el
mensaje que el emisor está ofreciendo.
·
En otros
casos, se presenta como protagonista la interrupción. Esta aparece de manera
que se interrumpe al que está hablando, tratando de terminar la idea; esto
resulta desagradable y causa ruidos en la comunicación.
Las
causas mencionadas alteran la escucha efectiva y perjudican notablemente a la
comunicación.
En
próximos artículos me enfocaré en alternativas y sugerencias que colaboren en
desarrollar tan indispensable habilidad.
Te
invito a revisar tu escucha en todos los ámbitos y cuáles son tus hábitos.
Enfoca
la revisión en ti.
¡Recibe
un abrazo de BIENESTAR!
Dalia
Borges
Tu
coach de la Efectividad
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